Video: La escuela de los elegidos.


Puntual, como cada mañana, y con la motivación por las nubes, Meritxell Castells llega a la Escuela de Aprendices de SEAT en Barcelona. Es una de los 74 nuevos alumnos que este curso ha conseguido ingresar en este centro de formación de Formación Profesional dual, en su caso, en los estudios de Mantenimiento electromecánico de instalaciones. Se sabe y se siente una privilegiada: ha sido elegida entre 1.072 solicitudes. 

“Al principio no me lo creía”, confiesa Meritxell, “pero cuando vi que iba en serio pegué un bote de alegría, fue impresionante”. Ella, además, forma parte de una de las promociones con mayor número de mujeres de los últimos años, cada vez más interesadas en seguir unos estudios que, durante tres cursos, les permite combinar la formación teórica con la práctica y percibir una retribución económica. 

Hoy es un día especial. Meritxell se encontrará con Javier Pérez, responsable de mantenimiento de Montaje de la planta de Martorell, que cursó los estudios en la misma escuela hace más de 20 años. Rodeado de esas paredes que durante tres años le vieron crecer como estudiante, Javier explica que ahí aprendió la cultura del “esfuerzo, la dedicación y el amor por el detalle” que a día de hoy aplica en su puesto de trabajo. 

Tras una clase teórica, ambos se saludan. No se conocen de nada pero les une la misma ambición: trabajar en SEAT. Él ya lo ha conseguido. Y a ella le gustaría trabajar en Chapistería, un taller donde hay “muchos robots, mucha tecnología, y eso es lo que a mí me gusta: tocar los robots, programarlos, cambiar piezas...”

Mientras pasean por las instalaciones de la escuela, Javier no duda en aconsejar a la joven estudiante. “Aprovecha tu tiempo aquí, disfruta, trabaja duro y al final, si todo sale bien, tendrás un puesto en SEAT”. Meritxell aspira a seguir el mismo camino de Javier y de los 93 jóvenes que, desde la implantación del nuevo sistema de FP dual hace dos años, se han incorporado a la compañía con contrato indefinido. Terminada la jornada, ambos se marchan. Y al despedirse, un deseo mutuo: “Nos vemos en SEAT”.