Valores. Ni más ni menos. Cualquier historia de la índole que sea debería cimentarse sobre eso, un concepto que parece tan trivial como fundamental; la existencia de unos valores que hagan de referente y sustento para una tradición.
Si de algo puede y debe presumir SEAT es de ser la única marca nacional española con capacidad para desarrollar y producir automóviles a gran escala dentro de nuestras fronteras. Un orgullo innegociable por el cuál deberían primar ciertos aspectos que hagan relacionar irremediablemente el emblema de la S con esta nación, España.
Muchas son las voces que suenan a favor de un viraje tan radical como incomprensible hacia denominaciones cargadas de frescura y modernidad como la posible nomenclatura Mii para el nuevo urbano de SEAT. No seré yo quien diga que no hay que ir siempre hacia delante, pero hagámoslo sobre la estabilidad y solvencia que otorgan unos principios sólidos, a fin de cuentas, valores.
No podemos correr hacia un destino incierto cegados por una malentendida modernidad sin echar la vista atrás y detenernos en lo que han sido nuestros emblemas y símbolos, aquello que nos ha posicionado y hasta ayer era tan válido como perfecto.
Si hay algo que ha caracterizado a nuestra querida marca han sido la representatividad de sus nombres y su variedad cargada de belleza haciendo referencia a lugares representativos de nuestra geografía. ¿Cuántos vehículos han sido bautizados a lo largo de la Historia del Automóvil con cifras, letras y siglas a veces indescifrables? ¿Cuántos han tenido el honor de llevar en su nombre el orgullo y la Historia de un país allende los mares? Contéstese cada cual.
Toledo, Ibiza, Ronda, Córdoba, Inca, Málaga, Alhambra o Altea nunca serán nombres vacuos en la inmensidad de productos que el conductor medio puede escoger de entre la multiplicidad de concesionarios de las diferentes marcas que puede recorrer. Son símbolos, son valores.
Los mismos valores que debería conocer, amar y sentir cualquier conductor que se sitúa al volante de su SEAT. El orgullo que todo ciudadano debería experimentar al girar el contacto y percibir que la S grabada en su volante es el resumen de los últimos 60 años de la Historia de España encarnada en un automóvil.
Y tú, ¿tienes valores?
Firmado: Eduardo Lázaro