Viajar desde lo alto del Mont Blanc al desierto del Sahara pasando por la Antártida y, todo, recorriendo menos de 10 metros. Los nuevos motores híbridos y eléctricos son sometidos a las condiciones más duras para analizar su respuesta en situaciones extraordinarias y en la planta de SEAT S.A. cuentan para ello con uno de los centros de pruebas pioneros del sur de Europa. En sus cámaras climáticas no hace falta salir del Centro Técnico de Martorell para pasar del calor más extremo a temperaturas que congelan el agua en milésimas de segundo.
A -40 grados. Vicente Sancho, ingeniero del Centro de Motores de SEAT S.A., se prepara para probar cómo reacciona el motor electrificado del SEAT León e-HYBRID. Para ello, lo primero que hace es enfundarse una chaqueta térmica, botas de montaña, guantes y un gorro de lana. No es para menos. Entrar en una sala a -40º de temperatura así lo requiere. “Queremos comprobar en cuánto tiempo un motor eléctrico o híbrido es capaz de descongelar un parabrisas completamente cubierto de hielo”, comenta Vicente Sancho. Primero, el coche ha estado aclimatándose dentro de la cámara durante unas 10 horas. Posteriormente, lo han rociado con agua, que ha acabado convertida en hielo. Vicente entra en el coche, conecta la climatización y, antes de 20 minutos, la capa de hielo del parabrisas que impedía la visión desaparece. Además de estas pruebas, el equipo del Centro de Motores controla que todos los componentes funcionan perfectamente a esa temperatura y que, hasta viajando a la Antártida, el vehículo va a mantener sus prestaciones al 100%.