Ahora que está a punto de nacer el nuevo Toledo 4, parece un buen momento para hablar y reflexionar sobre su antecesor: el incomprendido Toledo III. Y qué mejor que hacerlo en primera persona, tras 94.000 km con él.
Con un fracaso comercial tan estrepitoso muchos se preguntarán ¿quién compró este coche y por qué?(además de los taxistas). Como conductor y propietario de uno puedo saciar la curiosidad de muchos detractores y también admiradores del modelo, por qué no.
Después de 2 generaciones, el sustituto del Toledo nacido en 1998 iba a suponer una auténtica revolución.
Después de 2 generaciones, el sustituto del Toledo nacido en 1998 iba a suponer una auténtica revolución.
publicidad impresa toledo 2005 |
Sin lugar a dudas la estética es algo muy subjetivo, pero no negaré que la primera vez que vi las fotos del nuevo Toledo en una publicación de motor pensé: “ ¿y este va a ser el sustituto del Toledo….uffff….que cosa más rara y fea! “. La decepción inicial fue importante, y más para un seguidor de Seat. En mi familia, entre padres y hermanos ya habían pasado unos cuantos por nuestras manos: 600, 850, 1430, Ibiza SXI, Cordoba SX,… En aquel 2004 yo tenía un Ibiza 1.9 TDI Sport 100 cv, con apenas un año, y ni por asomo pude imaginar que aquel Toledo “raro” se convertiría en mi próximo coche.
Cosas del destino, mi hermano mayor quería cambiar su Cordoba SX, y ni corto ni perezoso pidió el nuevo Toledo (uno de los primeros, si no el primero vendido en mi ciudad). Todo cambió en mi mente cuando monté por primera vez en él. Su amplitud, buenos acabados, equipamiento, interior bicolor (un acabado interior llamado “Costa”, con el cuadro de mandos y paneles de puerta en negro y azul claro) y su tacto de conducción me hicieron olvidar pronto su peculiar diseño.
Sobre su dinámica de conducción la sorpresa era doble, ya que al entrar en un vehículo con altura casi de monovolumen, uno se esperaba otra cosa. La primera vez que monté en el recién estrenado (de pasajero), y vimos sus bondades dinámicas (dándole “cera”), los comentario de los que íbamos dentro fueron claros y unánimes “¿cómo lo han conseguido?” ”¡madre mía como agarra este coche! “
Sobre su dinámica de conducción la sorpresa era doble, ya que al entrar en un vehículo con altura casi de monovolumen, uno se esperaba otra cosa. La primera vez que monté en el recién estrenado (de pasajero), y vimos sus bondades dinámicas (dándole “cera”), los comentario de los que íbamos dentro fueron claros y unánimes “¿cómo lo han conseguido?” ”¡madre mía como agarra este coche! “
Poco a poco, teniendo uno tan cerca, fui “digiriendo” su peculiar trasera, hasta el punto de gustarme. ¿Por qué acabé comprando uno?. La respuesta al final del artículo.
DISEÑO Y CONTROVERSIA
El coche fue creado por el reputado diseñador italiano Walter Da Silva (Alfa Romeo, Audi, etc) , al igual que sus hermanos Leon, Altea e Ibiza 2002 (3ª generación), y se convirtió quizá en el coche más polémico de la historia de Seat. La idea de crear una berlina partiendo de un monovolumen deportivo (el Altea) era buena, pero no convenció a los potenciales compradores.
El único referente válido para hablar del diseño del Toledo es el Vel Satis de Renault. El fabricante francés tuvo, antes que Seat, la revolucionaria idea de competir en el segmento de los altos de gama con un coche que nada tenía que ver con el Safrane o el R-25. Toledo y Vel Satis compartían el mismo concepto, en segmentos distintos, incluso el diseño de la luneta y culo del Seat parecían claramente inspiradas en el francés. Compartían incluso altura exterior: 1.57 m (alta para un turismo de esa época y escasa para un monovolumen).
Inicialmente en el Toledo III eran cuatro las versiones disponibles: Reference, Sport, Stylance y Sport-Up. Se presenta con dos motorizaciones de gasolina y dos diesel: 1.6 102cv , 2.0 FSI 150 cv, 1.9 TDI 105 y 2.0 TDI 140cv. Equivalente al Altea de 2004.
El equipamiento de seguridad era completo desde las versiones básicas, incluyendo a ABS, ESP, TCS, 6 airbags, dirección electromecánica de asistencia variable, etc. Al igual que su hermano Altea, el Toledo tiene 5 Estrellas EURONCAP.
El espacio interior es muy superior al de sus predecesores, y el maletero volvía a adoptar la solución de portón trasero de la primera generación, para una mayor comodidad de carga, incluso con suelo de doble fondo en la primera serie.
En 2006 ya las cifras de ventas no le acompañaban, y la gama se modifica y se aumenta el equipamiento, haciendo de él un coche aún más competitivo y con una relación calidad-precio-equipamiento de primera. Seat lo da todo para mejorar sus ventas, incluyendo de serie a partir de la versión Stylance, elementos como los faros Bi-Xenon autodireccionables, sensor de lluvia y luces, sensor de presión de neumáticos, espejo interior anti deslumbramiento automático, etc. Se suma a la gama el 2.0 TDI 170cv, como tope absoluto de potencia, y el 2.0 FSI de gasolina es sustituido por el excelente 1.8 TSI 160CV.
Los pilotos traseros también se modifican, abandonando las carcasas rojas y adoptando unas transparentes (antes en opción), más deportivas, para las versiones Stylance y Sport-Up. Se añade, en la parte baja del portón trasero, un remate cromado que suaviza la pesadez del diseño de la trasera y le da una mayor elegancia.
Toledo exclusive (Serie limitada, basada en acabado stylance) |
Las llantas de aleación de 16” del Stylance cambian de diseño mientras que las bonitas llantas de 5 brazos y 17” del Sport Up permanecen invariables.
Como ya he apuntado, si en algo destacó el Toledo III, además de por su estética controvertida y su innegable amplitud y maletero, fue sin duda por su comportamiento dinámico, muy fiel a la filosofía de Seat, y excelente para un coche de sus proporciones.
Desde las versiones más básicas, dotadas de la suspensión normal y neumáticos 205/55-16”, la puesta a punto del bastidor resultaba digna de elogio, al igual que ocurría con su hermano gemelo Altea. El Toledo sorprendía por una dinámica de conducción y tacto deportivo superiores a berlinas tradicionales más bajas y de diseño “convencional”.
Desde la experiencia personal, es un coche que “invita” a ir rápido y a disfrutar de la conducción deportiva, y los puertos de montaña se convierten en una autentica gozada en los que sacar todo el potencial del vehículo. Es muy preciso, muy ágil, más que mi Ibiza Sport de 2003. Tiene un tacto de dirección y de cambio muy bueno y con recorridos cortos.
El bastidor de origen VW y la suspensión trasera independiente Multilink sin duda hacen gran parte del trabajo, pero la puesta a punto de los especialistas de Seat siempre es un plus, diferenciándolo y mejorándolo respecto a sus hermanos de grupo (Octavia, Touran, Jetta, etc.), a pesar de su superior altura y tendencia subviradora.
Algo que a todo el mundo que monta le llama la atención son los asientos (es un Sport-Up). Son una pasada, algo habitual en Seat por otra parte. Son altos, con buen diseño, sujetan el cuerpo increíblemente y no resultan duros en viajes largos.
Algo que a todo el mundo que monta le llama la atención son los asientos (es un Sport-Up). Son una pasada, algo habitual en Seat por otra parte. Son altos, con buen diseño, sujetan el cuerpo increíblemente y no resultan duros en viajes largos.
Autopista, en su número del 11/8/2006 realizaba una comparativa entre el Toledo 2.0 TDI 170 cv, el Laguna 2.0 DCI 175 cv y el Peugeot 407 2.2 HDI, y esto es lo que decían de su comportamiento dinámico: (quien desee los PDFs que lo solicite por el foro)
El Toledo es una constante fuente de sensaciones deportivas[…]Esto conlleva unos muelles y amortiguadores claramente más duros que sus rivales, y su pisada la podemos interpretar como la más precisa…o como la más estresante. Siempre parece el más rápido de movimientos, el más agradecido en las fases continuadas de apoyos y contraapoyos, con una carrocería más alta pero que inclina muy poco, que sigue de tiralíneas las trayectorias elegidas.
En la revista Autovia, en su número del 1/3/2007 comentaban de la versión 2.0 TDI Sport Up:
Para pasar esa potencia a la carretera no hay ningún problema. El bastidor del Toledo la maneja con soltura, teniendo en cuenta que esta versión Sport-Up dispone de la configuración de suspensiones más deportiva, con una ligera reducción de altura respecto a las versiones “normales” y unos amortiguadores y muelles más firmes. Esto permite que en zonas viradas podamos llevar esta berlina familiar casi como si condujésemos un coupé, con una gran precisión y como si viajáramos sobre carriles.
Comparado con el Mazda 6 y el Citroen C5, el 8/11/2005 Autopista publicaba:
El Toledo es uno de esos coches en el que las impresiones visuales no se corresponden con las reales. Tal vez, por su carrocería monovolumen podría parecer poco eficaz de comportamiento, incluso algo torpe, pero nada más alejado de la realidad. Sin llegar a la efectividad del Mazda, sí supera claramente al Citroën, con una dinámica muy afinada, derivada de un chasis muy utilizado dentro del Grupo Volkswagen…
CRITICAS
Sin lugar a dudas su estética tan particular, en lo que respecta al portón trasero, pilar invertido, luneta y tercer volumen fueron los principales detonantes de su mala reputación, que influyó en unas ventas bajas y en descenso a cada año que pasaba. Estos aspectos camuflaron sus muchas y buenas cualidades objetivas.
Interior Toledo Stylance |
Asientos Sport-up |
¿Por qué el Megane II fue un éxito, a pesar de una estética tan controvertida o más que el Toledo?. Quizá al público al que iba destinado el modelo francés, más joven a priori, y un segmento más abierto a innovaciones (recordemos la parte trasera del Citroen C4 Coupé) le permitieron triunfar. El comprador de una berlina, salvo excepciones, arriesga menos con la estética y el concepto de vehículo…Y los resultados ahí están.
Sin duda el Toledo III fue y es un gran coche, y un buen concepto de vehículo, que reunía espacio, buenos acabados, equipamiento de primea línea, potentes motorizaciones y una dinámica de conducción propia de las mejores berlinas del segmento.
¿Por qué acabé siendo el propietario de uno de ellos?. En 2008 mi Ibiza se quedaba pequeño, y en mi cabeza revoloteaban dos modelos: Seat Altea y Seat Toledo. El primero me encantaba, pero su maletero de 400 l me seguía resultando escaso. Por ello me decanté por aquel modelo que ya me tenía conquistado y que además sabía que no me iba a aburrir de ver por la calle.
Buscaba amplitud, buen maletero, un diseño “potente”. Algunos se preguntarán ¿por qué no comprar un monovolumen tradicional?. Otros dirán ¿o una berlina al uso?. Pues bien, siempre he valorado el diseño, me gustan los coches arriesgados. Por mi edad (aun bastante joven, menos de 30), no quería una berlina clásica, y los monovolúmenes tampoco me convencían (sobre todo renunciar a un tacto de conducción de coche de verdad). Y el coche que no me hacia renunciar a nada de esto era el Toledo III.
El coche tiene ahora 4 años y 94.000 km. No me ha dado un solo problema. No tiene un solo grillo ni desajustes de interior (por todo aquello que se decía que los Altea/Toledo/Leon estaban mal acabados)
Por tanto yo fui uno de los que entendió el concepto y las intenciones de este Seat, que se ajustaban perfectamente a lo que quería y necesitaba.
Hoy es un gusto circular o viajar con él y cruzarte con otro…te hace ilusión, jajaja.
Lástima que pocos entendieron el espíritu de este modelo, y la estética lo pudo todo. Seat puso fin a su vida comercial prematuramente (en 2009), “sustituyéndolo” con los Altea XL y Exeo, que entre ambos cubrían los distintos conceptos que supuestamente reunía el Toledo III.
Visto ahora, en 2012, su trasera es hasta discreta y casi convencional comparado con otros modelos más recientes, de diseño francamente extravagante.
Sin lugar a dudas, hoy, volvería a comprar otro Toledo III. Lástima que pasó a la historia.
Mucho se ha debatido sobre su posible éxito ¿y si no se hubiese llamado Toledo?.
UN ARTICULO DE IBI19
UN ARTICULO DE IBI19