HISTORIA: EL LUJO SEGÚN SEAT. PARTE 2.

A pesar de la grave situación, Seat lanzó el brillante 131 CLX
A finales de los años sesenta, la época dorada de Seat llega a su fin. Por un lado, la apertura de las fronteras a nuevos fabricantes con productos de calidad, le pondrá las cosas difíciles a la firma favorita del antiguo régimen. Por otro, las sucesivas crisis del petróleo y la sobredimensión del aparato productivo de la marca, serán un serio lastre para ella y ésto acabará pasándole factura. Tras intentar salvar los muebles fusionándose con Fiat, ésta rechazará la unión y Seat se verá obligada a encontrar un nuevo socio, pues ella sola se creerá incapaz de afrontar un futuro con garantías. Bien entrados los años ochenta los acuerdos con VW se convertirán en matrimonio y nuevos aires llegarán para la firma de Martorell. Pero no será hasta los años noventa que Seat vuelva retomar sus antiguos pasos con nuevos modelos de probada calidad.
En este capítulo, veremos como a pesar de las limitaciones, Seat mantendrá en catálogo versiones con un cierto toque distinción.

Los Lancia de Seat 
Un hecho, a menudo olvidado en la historia de Seat, es la fabricación de los exclusivos coupés de la firma Lancia en España. Tras la desaparición de los 124 Sport Coupé, Seat no quería renunciar a tener un cierto status en su gama, así que buscó ayuda en su socio italiano, y Fiat encontró la solución en Lancia. Finalmente, se decidió que los modelos Beta Coupé y Beta HPE de 3a serie serían ensamblados en Pamplona y Seat realizó cambios para adaptar los Lancia al mercado local. El motor original fue sustituido por el 1919 cc. de 114 cv desarrollado por el Centro Técnico de Martorell y ciertos elementos de la carrocería diferían del modelo italiano. Un escollo con el que se encontraron los hombre de Seat, fue que el nombre Beta ya estaba registrado en España y los modelos tuvieron que ser renombrados como Lancia Coupé y Lancia HPE, respectivamente. Lanzados a mediados de 1979, la producción duró dos años y un total de 1349 HPE y 1398 Coupés fueron construidos.


Los Lancia Coupé y HPE equipaban un motor Seat de 2 liros
Las versiones CLX
El 131 será el primer modelo en llevar las siglas CLX. El mismo año en que desaparece la primera serie, 1978,  llega esta efímera versión de la afamada berlina italo-española. Pintado en un discreto verde metalizado y con molduras laterales, esconde bajo su capó el 1,8 litros biárbol de 107 cv, heredado de los 124-1800. Las diferencias con el 131/E acaban ahí, añadiéndose únicamente un espejo retrovisor con mando interior. 
En la segunda serie, los 131 recibirán las mismas denominaciones que sus homólogos italianos. Así, los Supermirafiori ocuparán el tope de gama hasta la reaparición del CLX, en 1980. Ésta vez, va equipado con el motor 1919cc. creado por Seat a partir del bloque italiano de 2 litros. El nuevo CLX está disponible conn pintura metalizada en color cobre o plata. Lleva llantas de aleación de 14 pulgadas y unos enormes anagramas exteriores con las grafías 2000 y CLX. En el interior destacan los tapizados en terciopelo y una cierta mejoría en los acabados.
En la tercera serie, el CLX será sustituido por el Diplomatic 2000/TC con motor de origen Fiat. Nuevamente volverá el doble faro a la gama 131. El aire acondicionado será de serie y los tapizados serán del tipo piel de ante. En el año 84 esta versión se despedirá con unas preciosas llantas de aleación de 14 pulgadas.


Estas series limitadas CLX se extrapolarán a otros modelos de la gama 81. En el caso del 127 3p, éste mantendrá la mecánica 903cc, pero introducirá mejoras en el austero utilitario. En el interior, habrá nuevos tapizados en terciopelo y los asientos serán de nueva factura con reposacabezas delanteros de serie. En el exterior, las nuevas molduras y los colores en cobre o plata, pondrán la guinda a este exclusivo 127.

En el Ritmo, el CLX `81 tomará como base el CL 75, al que se le realizará el mismo tratamiento que a sus hermanos el 131 y el 127. Tendrá nuevos espejos retrovisores, llantas de nuevo diseño, nuevos asientos con reposacabezas más grandes y nuevos tapizados. Al año siguiente, el CLX `82 estrenará salpicadero, heredado de su homólogo italiano, el Ritmo Super. Además, se añadirá una versión especial "CLX Oro" pintada en color champán.
 
El 127 subía varios escalones con el CLX
Las versiones CLX comenzaron siendo ediciones limitadas
Cuando el Ritmo es restilizado para poder ser exportado como Seat, su nombre cambiará a "Ronda" y las versiones CLX dejarán de ser limitadas y empezaran a formar parte de catálogo como versión tope de gama permanente. Hasta 1984 se podrán elegir con mecánica de gasoil (1.7D) o de gasolina (1.4 y 1.6). Para la gama 85, los Ronda abandonarán los motores Fiat en favor de los System Porsche, lo que supondrá un punto de inflexión. Una ruptura que Seat se tomará muy a pecho y lo extrapolará a sus versiones; desechando las denominaciones CLX que se llamarán a partir de ese momento GLX.

De los GLX hasta hoy
Durante su andadura en solitario, Seat dispondrá de una gama muy limitada, que quedará bastante alejada del concepto de lujo de los años ochenta. Desaparecidos los 131 y 132 sin sustituto propio, Seat aprovechará sus concesionarios para vender los todos productos del Grupo VW, incluidos los Passat y Santana, fabricados en la Zona Franca. Al contrario que los Lancia, los VW "españoles" eran enviados en forma de CKD (Complete Knock Down) desde Alemania, con lo que Seat será una mera ensambladora de productos alemanes y la única tecnología que aportará será la mano de obra.

De 1983 a 1988 los Passat y Santana se fabricaron en Barcelona
Dentro de la propia gama, las versiones GLX serán las encargadas de llevar la máxima dotación de cada modelo. En el caso de los Ibiza I y Málaga, elementos como los elevalunas eléctricos, el cierre centralizado o las llantas de aleación serán equipo se serie. En el Marbella, al ser un producto más espartano, el GLX se limitará a mejorar la decoración con nuevos tapacubos o tapicerías.
Mención especial merece el Málaga Premier, basado en el GLX 1.5, que incorporaba aire acondicionado de serie y una tapicería exclusiva. Se vendió entre 1987 y 1988, únicamente en color negro.

Los GLX iban bien equipados, pero no bien terminados
Ya en los noventa, los nuevos productos bajo el paraguas de VW darán un gran salto en cuanto a calidad y acabados y aunque se mantendrán las denominaciones GLX para los Toledo I, Ibiza II y Cordoba I, las nuevas versiones deportivas (GT/Sport) empezarán a tomar relevancia como portadoras de la máxima dotación y tecnología, quedando aquellas relegadas a un nivel intermedio dentro de la oferta de cada gama. Solamente las versiones Marina serán capaces de romper esa tónica, ofreciendo en Toledo e Ibiza unas versiones inspiradas en los Roland Garros o Baccara de las firmas francesas, con tapicerías exclusivas y elementos exclusivos como el ordenador de abordo de serie.

En los 90 los GLX dejaron de ser los topes de gama
A partir de 1995, con la aparición del Alhambra los GLX pasarán a llamarse SXE, poco después Signum/Signo/Signa, luego Stylo/Style/Stylance y un largo etcétera que llega hasta hoy, donde los niveles equipo se han diversificado enormemente y es difícil deducir que versión va más o menos equipada que otra.

El Lujo según Seat Parte 1