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| Los Seat del pasado son "joyas" de la historia del automóvil de España. |
Muchas son las voces que, desde hace tiempo, repiten incansables ese proyecto cuasi onírico que consiste en la creación de un museo donde admirar todos aquellos pilares sobre los que se ha cimentado la historia de nuestra querida marca. SEAT no debe dejar pasar una oportunidad histórica, ante los cambios que se avecinan, de anclar su historia y al mismo tiempo avanzar valiente hacia una nueva era en el diseño y en el concepto de marca.
Un museo es un lugar de encuentro, una sede permanente a la que acudir, un punto de referencia y de intercambio de admiraciones e ilusiones. Un oasis donde contemplar aquellos vehículos que un día fueron la flor y nata del parque automovilístico español o los que hicieron resurgir a la marca como una realidad efectiva y moderna trascendiendo las fronteras españolas.
Que SEAT debe explotar sus secretos de la
Nave 122 es impepinable, que debe hacerlo en un edificio a la altura debiera ser innegociable. Y no vale, en mi humilde opinión con una nave en la antigua Zona Franca. Puestos a soñar, soñaría con un bonito edificio de diseño acorde a las tendencias de la ciudad de Barcelona. Un lugar donde exhibir en una atmósfera vanguardista lo que nos ha traído hasta aquí, un paseo por la historia donde vayan de la mano el ambiente, el lugar y los coches. Que el museo sea un emblema al servicio de la Historia; al servicio de SEAT y sus seguidores.
La Catedral de la S que todos hemos soñado alguna vez.
Firmado: Eduardo Lázaro