Javier García podría estar hablando horas y horas de cómo se desarrolla el asiento de un coche. Y es que detrás de este elemento hay un intenso trabajo: desde la elección del tipo de espuma, tejido, estructura, e incluso, puntadas en el cosido, hasta toda una serie de pruebas para garantizar su funcionalidad y resistencia. “Nosotros lo que buscamos es que la mayor parte de las personas con diferente morfología, diferentes alturas y pesos tengan una buena sensación de confort”, explica este ingeniero responsable de pruebas de asientos en el Centro Técnico de SEAT.
Antes de salir al mercado, el asiento es comprobado y experimentado al máximo en los diferentes ensayos que realizan los ingenieros. Vestido con la equipación técnica pertinente, Javier entra en la sala en la que se desarrolla la prueba climática y donde se puede llegar a temperaturas desde menos 30 bajo cero a 80 grados. “Tenemos que garantizar que los asientos puedan aguantar tales condiciones extremas”, añade. Una máquina que reproduce la entrada y salida de una persona sin cesar y el abatimiento de un asiento hasta 10.000 veces son otras de las muchas pruebas que se realizan.




