Como siempre que el hombre se ve a sí mismo ante algo nuevo, numerosas son las sensahhhciones que lo atrapan, las dudas que le asaltan y las certezas que le mueven. No iba a ser menos para todos aquellos que diariamente acudimos a esta web y que amamos a la marca nacional cuando teníamos marcadas estas fechas en el calendario como las de un nacimiento que hace mucho más de nueve meses llevábamos esperando.
El SEAT Toledo ya está aquí y, como era previsible por su hondo calado, no ha dejado indiferente a nadie. Opiniones hay para todos los gustos; unas se apoyan en circunstancias como el diseño, otras en la personalidad del vehículo y, unas cuantas mas, en las sensaciones personales que evoca en cada uno.
El Toledo viene al mundo como tres volúmenes polivalente, ante todo, con vocación de servicio. Vaya por delante que no seré yo quien diga que es un ejercicio de diseño increíble. No lo es. Y no creo que empresarialmente sea lo que necesite ahora SEAT. Los prototipos y los diseños apabullantes están muy bien en un salón del automóvil; los coches se venden en los concesionarios y los compran personas con una nómina. Y los tiempos, los mercados, las nóminas y la estabilidad laboral no están, precisamente, en un momento que invite a una compra costosa como es la de un coche. Dado el contexto, el Toledo viene a cubrir las necesidades de un amplio espectro de la población ofreciendo una calidad que ya nadie pone en duda y una relación precio/potencia/calidad/equipamiento que seduzca al cliente. Y, para todo esto, no hace falta un diseño que roce la excelencia sino equilibrar la balanza haciendo compatibles un estilo moderno, una calidad y confort acordes y un precio cómodo para una amplia mayoría.
No obstante, es muy enriquecedor escuchar y leer tantas opiniones de tan diversa índole; éso quiere decir que queremos de verdad a la marca y que cada uno, a nuestro modo de entender le deseamos lo mejor. Que surjan debates con cada noticia y con cada lanzamiento de SEAT es una suerte y es la prueba fehaciente de que la marca está viva; sobre todo en su masa social. En 1991 estábamos dando saltos de alegría porque SEAT, al fin, podía acceder a fabricar un vehículo con unos estándares de calidad fabulosos y, más de veinte años después ya no nos sirve sólo eso. Queremos más; y mejor. Queremos que SEAT perdure y crezca y tenga su papel de peso dentro de su rol en el Grupo Volkswagen.
Aun así, VAG como grupo debe velar por sus intereses globales y viendo como caen marcas con tanto o más peso que SEAT y tanta o más tradición, debemos ser conscientes de que una solución como grupo para sacar productos atractivos es una interesante solución que otros quisieran para sí. Por ello, la respuesta más inteligente será innovar dentro de un marco seguro. Ya habrá tiempo para experimentos y apuestas por diseños rompedores cuando lo que esté en juego no sea la propia supervivencia, ahora sí, de nuestra marca como tal. Dista mucho de ser una situación ideal, pero no lo es para nadie.
Dicho ésto, disfrutad de otro Salón Internacional del Automóvil de Ginebra, en el que SEAT puede presumir de continuar estando presente tras más de 60 años de historia.
Firmado: Eduardo Lázaro