Todo en la vida tiene un ciclo, un periplo. Un recorrido cuyo final muchas veces es incierto pero que, ciertamente, siempre llega. Si ayer la Zona Franca producía a destajo los SEAT 600 y demás vehículos que motorizarían a un país entero, la tesitura económica de hoy y la reconversión industrial y empresarial imperante hacen que espacios otrora impensables renazcan con un futuro prometedor alejado completamente de su función inicial.
Si bien, la Zona Franca es un polígono donde desarrollan su actividad laboral más de 40.000 personas, los terrenos donde se asentaba la producción de nuestra marca nacional han iniciado un viaje sin retorno para impulsar nuevas actividades productivas relacionadas con la biotecnología, la industria alimentaria, la industria cultural y lo que es más sorprendente; el cine. BZ (Barcelona Zona Innovación) es el nombre del curioso nuevo parque empresarial.
Es curioso comprobar como lo que ayer fue flor y nata de la automoción española, ahora puede ser vívero de investigación y desarrollo de nuevas tendencias en un momento en el que España tiene que dar un decidido paso al frente en cuanto a actividades por explotar y experimentar. Si para cualquier seguidor de la marca hablar de la Zona Franca es hablar de un lugar cuasi sacro, podemos afirmar orgullosos que el germen y semilla que hizo calar SEAT en aquellos terrenos hace ya más de 60 años como industria de vanguardia, germinará de nuevo dando lugar a un nuevo polo económico en el que las más de mil productoras cinematográficas de Barcelona tendrán la mejor tecnología para trabajar, dándose la mano con aquellos proyectos de desarrollo de tecnologías tan necesario.
Así pues, el espíritu de vocación eterna iniciado por SEAT en aquel lugar seguirá adelante con una curiosa a la par que interesante renovación.
Firmado: Eduardo Lázaro